No cuesta nada, pero vale mucho.
Enriquece a quienes la reciben, sin empobrecer a quienes la dan.
Ocurre en un abrir y cerrar de ojos, pero su recuerdo a veces dura para siempre.
No hay nadie tan rico que no la necesite, ni tan pobre que no la pueda dar.
Crea felicidad en el hogar y fortalece la amistad.
Es aliento para los cansados, luz para los desilusionados, sol para los tristes y el mejor antídoto contra las preocupaciones.
Pero no puede ser comprada, pedida, prestada o robada. 
Es algo que no rinde beneficio a nadie a menos que sea brindada espontánea y gratuitamente.
Por esas sonrisas,
ResponderEliminarquiero pasar el resto de mi vida dedicándome a ellos.
Joha, si te gusta realmente, seguí haciendo cosas como estas, donde sea, que hay muchas personas que lo hacen, pero pueden ser más, y es la idea :) ser más que menos.